Patrimonio Cultural
Universidad de Zaragoza

Se representa al monarca de pie y de frente en el centro de una estancia regia, adornada con un pequeño armario neogótico. Viste armadura y capa real. Lleva en su mano derecha el cetro y apoya la izquierda sobre una gran espada, decorada la funda con el escudo del reino de Castilla.

Pedro I sucedió a su padre Alfonso XI en el trono de Castilla en 1350. Aspiraba a defender la autoridad real por encima de todo, lo que, debido a su carácter de psicópata, significaba la eliminación de las instituciones y de las fuerzas nobiliarias del Reino. Su personalismo y su alianza con Inglaterra produjo una rebelión nobiliar entre 1354 y 1356 que fue sofocada; e inmediatamente después declaró la guerra al Reino de Aragón, comenzando así la famosa guerra de los dos Pedros que se prolongó hasta 1366. Una vez hubo finalizado, estallaron los enfrentamientos por el trono entre el rey y su hermano bastardo Enrique de Trastamara, al que apoyaban Francia y el Pontificado. Acabaron con la muerte de Pedro I en 1369, lo que posibilitó la instalación de Enrique II en el trono y el final de la guerra civil castellana.
En el lienzo, el monarca permanece estático, de pie y de frente, en el centro de una regia estancia que se adorna con un pequeño armario neogótico.
Su carácter belicoso queda patente por su atuendo: armadura metálica y capa real, en tonos cálidos. Lleva el cetro en su mano derecha, mientras que la izquierda apoya sobre una gran espada envainada y decorada con el escudo del Reino de Castilla.