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En la escena principal aparece Santa Rita de Casia, ataviada con los hábitos de monja, arrodillada con las manos entrelazadas ante el crucifijo en el que aparece Cristo en la cruz. En esta posición se entrega a una vida de roación y penitencia a la Orden del Gran Padre de S. Agustín, la cual la aceptó cuando tenía 36 años. Rita de Casia siempre habia tenido clara su vocación religiosa, pero sus padres la casaron con un hombre y fue madre de dos niños. Tanto el marido como los hijos murieron y, causa de esto, pudo ser admitida en el convento. Del crucifijo brotan rayos celestiales, nubes y querubines contemplando el milagro de la aceptación de la Santa en la vida devota.
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“S. Rita de Cassia de la Ordé del Grá P,e S. Agustin/ A-10 - 2- 60/ 26633"
Sello en tinta azul de la Biblioteca Universitaria de Zaragoza (reverso)