Colección de tapices


La colección de tapices de la Universidad de Zaragoza es una de las principales contribuciones de esta institución al patrimonio cultural aragonés mueble. De gran valor histórico-artístico, este conjunto de diez tapices ha sobrevivido a los innumerables avatares que ha padecido la Universidad de Zaragoza desde que fueron adquiridos en 1828 a una familia procedente de la localidad de Tarazona (Zaragoza), salvo el conocido como Tápiz Histórico, que procedería de una donación anterior.

Este conjunto textil, de exquisita factura en alto y bajo lizo con urdimbre de cañamazo y fibra de lana, lino y seda, fue ejecutado en los talleres flamencos de Bruselas y Audenarde. Cronológicamente, los más antiguos corresponden a la primera mitad del siglo XVI, y los más modernos al siglo XVIII.

Desde el punto de vista iconográfico, los tapices pueden agruparse en cuatro tipologías: pasajes religiosos referentes al Antiguo Testamento, escenas mitológicas, paisajes boscosos y los motivos heráldicos.

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Para saber más: MORTE GARCÍA, Carmen, "La colección de tapices de la Universidad de Zaragoza", en LOMBA SERRANO, Concepción y LOZANO LÓPEZ, Juan Carlos, Renacimiento y Barroco en las Colecciones de la Universidad de Zaragoza (catálogo de exposición), Zaragoza, Vicerrectorado de Cultura y Política Social, Universidad de Zaragoza, 2012

 

 


Los Caprichos de Francisco de Goya


 

La Universidad de Zaragoza conserva un valioso ejemplar de la primera edición de los Caprichos de Goya, que vio la luz en 1799. Los estudios comparativos de materiales y estado de las planchas con respecto a otros ejemplares de esa misma edición y la ausencia del arañazo que la plancha número 45 sufrió con posterioridad han permitido determinar que fue de las primeras en estamparse.

Este ejemplar presenta además la particularidad de poseer comentarios manuscritos en cada grabado, encuadrados en la parte inferior de la estampa, alusivos a la temática y posible interpretación de cada grabado; una peculiaridad que también poseen otros ejemplares como el conservado en el Museo del Prado. El análisis del tipo de letra y de tinta, así como del papel pegado que aparece en ocasiones tapando y corrigiendo errores en la escritura permite considerar dichos comentarios coetáneos a los grabados.

Ingresó en la Universidad de Zaragoza formando parte del importante legado de Gregorio García Arista (1876-1946), escritor aragonés, bibliotecario y profesor de esta Universidad. Por el momento se desconoce su procedencia anterior, pero existen indicios que lo relacionan con Francisco Zapater y Gómez, biógrafo de Goya, según recordaba el profesor José María Lacarra, receptor de dicho legado.

Caprichos de Goya, Barcelona, Planeta, 2006. Edición facsímil limitada y numerada del ejemplar de la Universidad de Zaragoza, acompañada de un libro de estudios con textos de José Miguel Medrano, Juan Carrete Parrondo, Javier Blas Benito, José Manuel Matilla, Mª Remedios Moralejo Álvarez y Lourdes Cirlot.

BLAS, Javier de, MATILLA, José Manuel y MEDRANO, José Miguel, El libro de los caprichos, Francisco de Goya: dos siglos de interpretaciones (1799-1999). Catálogo de dibujos, pruebas de estado, láminas de cobre y estampas de la primera edición, Madrid, Museo del Prado, 1999.

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Los Disparates de Francisco de Goya


 

La serie de grabados de Los Disparates de Francisco de Goya fue realizada en su periodo de madurez, entre 1815-19, aunque es posible que algunas de las estampas se terminasen posteriormente, entre los años 1819-1823/24 (incluso que alguna fuera realizada en Francia).

La amargura y la vejez sorprenden a un Goya cansado, decepcionado, y pesimista, que, ante una realidad que lo ha defraudado, decide imprimir sobre su obra el enfoque de la subjetividad. Encomendándose a la creación que nace íntegramente de la necesidad de pintar.

Formalmente éstos grabados se realizan con aguafuerte, aguatinta y punta seca, con los detalles perfilados en ocasiones con buril. Destacando en ellos el fuerte contraste de luces y sombras, el empleo simbólico de la luz para resaltar las partes del grabado o las figuras que tienen mayor carga simbólica y dirigir así, de forma efectista, la atención del espectador.

Advertimos también la redundancia en temas que parecen obsesionar al pintor a lo largo de su producción, y cuya reiteración parece volverse si cabe más incisiva al final de sus días. Temas encerrados en un imaginario grotesco y terrorífico de la pesadilla, cuyas pulsiones impregnan los grabados de una atmósfera hermética, de difícil, sino imposible, interpretación. Además de los latidos de un sentimiento tan poderoso de atracción que parece rezumar la fuerza del concepto de lo sublime, de todo aquello que precisamente por su capacidad para sobrecogernos, o nuestra incapacidad para comprenderlo, nos atrae sin remedio aunque ponga al límite nuestras capacidades.

Eso son Los Disparates, producto de un sueño que produce monstruos pero es la única salida ante una realidad todavía más monstruosa. Un planteamiento intimista y personal, al que, sin embargo, hoy le debemos gran parte de la concepción de la obra de arte en la modernidad.

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Los Desastres de la Guerra de Francisco de Goya


 

La Universidad de Zaragoza conserva entre sus fondos un ejemplar encuadernado de Los desastres de la guerra correspondiente a la primera edición, llevada a cabo por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1863. Como es sabido, esta serie, la segunda de grabados de creación que Goya realizó (la primera fue la de los Caprichos), consta de 80 estampas, aunque en origen el artista realizó 85 y tituló la serie Fatales consequencias de la sangrienta guerra en España con Buonaparte. Y otros caprichos enfáticos, en 85 estampas. Inventadas, dibuxadas y grabadas, por el pintor original D. Francisco de Goya y Lucientes. En Madrid. Este título y los que figuran en cada estampa, al pie de la imagen, aparecen manuscritos en el único ejemplar definitivo conocido de la serie tirado por Goya, que el artista regaló a su amigo, el ilustrado Juan Agustín Ceán Bermúdez (de ahí el nombre por el que es conocido, Álbum de Ceán), antes de abandonar España para viajar a Francia en 1824, y que tras pasar por varias manos fue a parar al British Museum de Londres. Las planchas de cobre quedaron en poder del hijo de Goya, Javier, pero fue Jaime Machén Casalins quien en 1862 las vendió a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que al año siguiente llevó a cabo la citada primera edición, respetando el orden inicial, incorporando sin modificaciones las leyendas manuscritas y simplificando el título. Los grabadores Carlos de Haes y Domingo Martínez se encargaron de eliminar los arañazos y de corregir los márgenes, y el taller de Laureano Potenciano se encargó de la estampación, en la que se hizo uso del procedimiento del entrapado, que aportó valores artísticos a las estampas no existentes en las planchas.

En cuanto a la cronología, todo parece indicar que Goya comenzó a trabajar en esta serie en 1810, a partir de dibujos preparatorios (conservados todos ellos desde 1886 en el Museo del prado, procedentes del legado de Valentín Carderera) fruto de su experiencia personal de la guerra de la Independencia tanto en Madrid como en Zaragoza en los años previos, y la finalizó en 1815.

La técnica base de todas estas estampas es el aguafuerte, complementada con aguada y aguatinta, retoques de buril y punta seca, y bruñidor.

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Colección de maquetas anatómicas del Dr. Auzoux


 

La Universidad de Zaragoza cuenta con una de las colecciones más completas y mejor conservadas de maquetas y modelos anatómicos. Entre ellos destacan los llevados a cabo en el taller del Dr. Auzoux, entre los que se conservan los famosos Hombre clástico y Caballo clástico.

El Doctor Louis Thomas Jérôme Auzoux (1797–1880) desarrolló una nueva y revolucionaria técnica en la construcción de maquetas anatómicas con fines didácticos, elaboradas hasta el momento en materiales poco funcionales tales como cera o escayola. El papel maché supuso un importante avance al respecto. Los modelos anatómicos del Dr. Auzoux fabricados en papel maché ganaron la aprobación de las academias científicas y médicas en la década de 1820 y pronto se convirtieron en un éxito comercial. Se vendieron por todo el mundo hasta que los modelos hechos en plástico o escayola los reemplazaron. Se utilizaron en instituciones educativas —universidades y escuelas secundarias— y en hospitales (Dreyfuss, 1986). Además, fueron accesibles a particulares, que podían alquilarlos a bajo ;precio. Los primeros modelos fabricados fueron órganos humanos y maniquíes con forma humana. En poco tiempo, la producción se diversificó, y a partir de 1840 se fabricaron modelos de animales y plantas, y también series de órganos de animales que mostraban el sistema nervioso, la circulación sanguínea, el corazón, el cerebro o el sistema digestivo. El Dr. Auzoux los utilizaba en sus conferencias y los mostraba en ferias como la Gran Exposición de 1851 en Londres, donde recibió muchos premios, así como en la Exposición Universal de París 1855.

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Colección de fotografías de Luis Gandú Mercadal


 

En el año 2009 fue localizado en un comercio de Zaragoza un archivo fotográfico absolutamente inédito integrado por unos 1.800 negativos, la mayoría en placa de cristal, correspondientes a la actividad del fotógrafo Luis Gandú Mercadal (Zaragoza, 1888–1968). La Universidad de Zaragoza asumió, con la colaboración de los propietarios, la tarea de limpieza, digitalización, documentación e investigación de este material, con vistas a la organización de una exposición temporal en las salas del edificio Paraninfo (14 abril–18 julio 2010) bajo el título El fotógrafo Luis Gandú Mercadal. Una crónica visual (1910-1930).

Para esta exposición se positivaron unas 180 fotografías obtenidas mediante inyección de tinta sobre papel baritado a partir de la digitalización de los negativos originales; fotografías representativas de los múltiples géneros que Gandú cultivó y que al término de la muestra quedaron en poder de la Universidad de Zaragoza.

Luis Gandú trabajó en la segunda década del siglo XX como reportero gráfico del periódico La Crónica, y captó con su cámara los acontecimientos y el ambiente de la época que le tocó vivir.  Su manera de afrontar la fotografía le convierten, junto con Aurelio Grasa, en uno de los primeros reporteros de prensa en sentido moderno, tanto por el modo directo y arriesgado de afrontar las tomas como por los temas elegidos, entre los que abundan las referencias a adelantos tecnológicos, la locomoción y el mundo de la industria, sin que falten argumentos que van del tipismo a la foto familiar.

CARRERA, Ángel y LOZANO LÓPEZ, Juan Carlos, El fotógrafo Luis Gandú Mercadal. Una crónica visual (1910-1930), cátalogo de exposición, Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 2010.

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Colección Modelos Matemáticos


 

Con importantes antecedentes en los siglos XVII-SVIII, en el s. XIX se volvió común el empleo de algunos modelos e instrumentos dinámicos para facilitar el aprendizaje en las aulas. Pioneras fueron en ello las universidades alemanas, que en los años 70 del s. XIX se embarcaron en la fabricación de estos modelos, con la figura del matemático Ludwig Brill a la vanguardia. Dichos modelos recogían aspectos como la geometría diferencial, las superficies algebraicas, constituyendo un claro soporte vital para las enseñanzas científicas.

Ya en 1903 se realizó un catálogo en el que constaban 29 series y cerca de 300 modelos y aparatos de diversa índole, además de un estudio matemático-científico pormenorizado de cada pieza. Pero todavía se harían más modelos, muchos de los cuales fueron producidos en la Universidad Técnica de Múnich, bajo la supervisión de Felix Klein y Alexander von Brill, ambos profesores de matemáticas que se encargaron de animar a sus estudiantes a construir modelos sobre sus tesis doctorales, que ayudaran a la comprensión de las mismas. Así, dichos modelos se convertirían pronto en un auténtico testimonio histórico de la evolución de la matemática de su tiempo.

Todavía existen colecciones de modelos Schilling en diversas universidades repartidas por distintos países (Alemania, Estados Unidos, Francia, Japón…). La colección García Galdeano es una de ellas, y cuenta con 35 modelos de escayola pertenecientes a las series VII (11 de ellos), XIV (9 de ellos, funciones complejas), 5 modelos de superficies de curvatura constante, y otros 10 pertenecientes a varias series, representando desde el paraboloide, hasta diversas curvas espaciales en cilindros elípticos, hiperbólicos y parabólicos. Incluye incluso el modelo de un cristal óptico con birrefringencia positiva. Dicha colección fue donada por el Profesor D. Zoel García de Galdeano a la Universidad de Zaragoza el 25 de Septiembre de 1923, y todavía ostenta en agradecimiento su nombre.

Para saber más: LOZANO IMÍZCOZ, María Teresa, Fichas de los modelos matemáticos donados por Don Zoel García de Galdeano a la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza, 2011.

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Colección Agustí Centelles i Ossó


 

Agustí Centelles I Osso (Valencia, 22 de mayo de 1909 - Barcelona, 1 de septiembre de 1985) está considerado como uno de los pioneros del fotoperiodismo internacional, e hizo de su cámara Leica testigo de excepción de los principales acontecimientos de la Guerra Civil española. Sus fotografías fueron publicadas en los principales medios nacionales e internacionales y han pasado a la Historia junto a las de Gerda Taro, Robert Capa y David Seymour Chim.

La Universidad de Zaragoza ha recibido, en concepto de donación, un total de 53 fotografías y un cartel del fondo fotográfico Agustí Centelles. La mayoría de las fotografías fueron realizadas por Agustí Centelles en el periodo 1934-1939, con una amplia representación de hechos acaecidos durante la guerra civil en el frente de Aragón, así como de los acontecimientos que tuvieron lugar en Barcelona en julio de 1936.

Esta importante donación se ha producido a raíz de la celebración de la exposición [todo] Centelles (1934-1939), que pudo verse el edificio Paraninfo entre el 3 de octubre de 2013 y el 11 de enero de 2014, organizada y producida por el Vicerrectorado de Cultura y Política Social de la Universidad de Zaragoza.

De esta forma, la Universidad de Zaragoza pasa a convertirse en referente para el estudio del fotoperiodismo en España, con una amplia fototeca al servicio del público y los investigadores.

*Derechos de Reproducción: Agustí Centelles i Ossó, fondo Centelles (c) 2013. Archivos Estatales, MECyD, CENTRO DOCUMENTAL DE LA MEMORIA HISTÓRICA, Salamanca. Todos los derechos reservados.

 

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